Una fan enamorada.
Entre las cosas que marcaron su infancia, está la agrupación "Salserin", y los personajes más significativos para ella fueron los Hermanos Primera "Servando & Florentino".
En 1997 fue grabada la película "La Primera Vez" en homenaje a los muchachos, en aquella película hay una muchacha, (Una fan enamorada de Servando) quien hace todo lo posible para que su amado sepa de ella y se enamore también.
Ella se llama Camila, se enamora de Servando y le escribe un poema, pero se lo hace conocer de una manera distinta, comienza a enviarle el poema por partes a través de cartas, selladas con una pluma y con recortes de pedazos de su rostro tomado de una fotografía suya, esperando a que él descubra quién es.
Su hermano Florentino, en medio de la fanaticada logra verla entre la multitud, la reconoció por llevar la carta en sus manos sellada con la pluma azul, quien seguido de esto le dijo a su hermano que había conocido a la muchacha que le escribía las cartas y que era realmente feísima, a lo que Servando responde: "Podrá ser fea hermano, pero tiene un cerebro bellísimo"
Y sin temor a equivocarme puedo decirles que es la frase más linda que he escuchado en toda la historia de mi vida.
A continuación les presento la Carta a Servando:
"Esta es la historia de una muchacha que quería mirar a un muchacho, pero ella todavía no sabía mirar con los ojos sin avergonzarse, por eso le mandó sus letras, para mirarlo con las letras, porque las letras no se sonrojan ni sufren de pena y son ideales para esconder los ojos detrás de ellas... (Aquí supuestamente el muchacho que lee debe sonreír un poco).
Aquella muchacha que no sabía mirar a los ojos del muchacho, empezó a creer que era ciega, porque en el fondo no le importaba ver más nada... Y comenzó a caminar con un bastón y un morrocoy amaestrado que le indicaba el camino, y comenzó a preguntar el color de las cosas y a tocar el rostro de las personas.
Aquella muchacha que nunca había oído hablar de historias de amor, de tanto estar ciega comenzó a entender el lenguaje de los pájaros, se aprendió de memoria los sonidos de la noche y buscó entre todas las voces de todos los muchachos del mundo, la única voz posible, la que le devolvería la vista.
La muchacha que escribía cartas al muchacho se había hecho experta en el oficio de extrañarlo, cuando más lo extrañaba es cuando lo sentía cerca, a veces jugaba a que adivinaba su manera de dormir, seguramente de lado, durmiendo hacia la izquierda, sabía que aveces soñaba en blanco y negro como ella, sabía también que él era un solitario, es que los solitarios se conocen entre sí, son una raza distinta, les gusta la lluvia, las frutas ácidas y los perros cuando ladran desde lejos, hay algunos que cuando ríen en la cara se le hacen dos huequitos".
Ella se llama Camila, se enamora de Servando y le escribe un poema, pero se lo hace conocer de una manera distinta, comienza a enviarle el poema por partes a través de cartas, selladas con una pluma y con recortes de pedazos de su rostro tomado de una fotografía suya, esperando a que él descubra quién es.
Su hermano Florentino, en medio de la fanaticada logra verla entre la multitud, la reconoció por llevar la carta en sus manos sellada con la pluma azul, quien seguido de esto le dijo a su hermano que había conocido a la muchacha que le escribía las cartas y que era realmente feísima, a lo que Servando responde: "Podrá ser fea hermano, pero tiene un cerebro bellísimo"
Y sin temor a equivocarme puedo decirles que es la frase más linda que he escuchado en toda la historia de mi vida.
A continuación les presento la Carta a Servando:
Aquella muchacha que no sabía mirar a los ojos del muchacho, empezó a creer que era ciega, porque en el fondo no le importaba ver más nada... Y comenzó a caminar con un bastón y un morrocoy amaestrado que le indicaba el camino, y comenzó a preguntar el color de las cosas y a tocar el rostro de las personas.
Aquella muchacha que nunca había oído hablar de historias de amor, de tanto estar ciega comenzó a entender el lenguaje de los pájaros, se aprendió de memoria los sonidos de la noche y buscó entre todas las voces de todos los muchachos del mundo, la única voz posible, la que le devolvería la vista.
La muchacha que escribía cartas al muchacho se había hecho experta en el oficio de extrañarlo, cuando más lo extrañaba es cuando lo sentía cerca, a veces jugaba a que adivinaba su manera de dormir, seguramente de lado, durmiendo hacia la izquierda, sabía que aveces soñaba en blanco y negro como ella, sabía también que él era un solitario, es que los solitarios se conocen entre sí, son una raza distinta, les gusta la lluvia, las frutas ácidas y los perros cuando ladran desde lejos, hay algunos que cuando ríen en la cara se le hacen dos huequitos".
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