¿A qué es a lo que tanto le temes, niña valiente?
Te has pasado la vida caminando por el mismo sendero, tropezando con las mismas piedras y entrando a los mismos hogares sin encontrar nada nuevo.
Entre tantos hogares habitados siempre hubo uno muy especial, uno del que desearías no haberte ido nunca, pero casualmente es el mismo al que nunca deberías regresar, por más cálidas y tranquilas que fueran sus habitaciones, por más fuerte que fueran su bases, por más aseguradas que estuvieran sus puertas y ventanas siempre vendrán huracanes que destrocen todo lo allí construido, ¿Todo para qué? Para comenzar de cero y empezar otra vez, sin nada, sin fuerzas, sin ganas de irte a un lugar diferente, lo único que quieres es rescatar entre los escombros lo más intacto posible, pero no, todo quedó físicamente destruido, solo puedes llevar contigo los recuerdos vividos bajo su techo, las sonrisas que compartiste, los desvelos, las madrugadas sin querer levantarte de tu lecho y el amor que nunca ningún huracán podrá destruir.
Ha pasado el tiempo y todavía no terminas de hacer tus maletas, todavía no sabes que dejar o que llevar, ¿A qué es a lo que tanto le temes, niña valiente? A dejar aquello que crees que puedes volver a utilizar, no te preocupes, suelta esas maletas, déjalas dónde están, camina liviana sin nada, lo que necesitarás ya lo llevas contigo, y si hace falta algo más lo encontraras en el camino, al llegar a tu nueva casa todo lo reemplazarás, todo a su debido tiempo, todo en su momento, suelta las cargas, escoge un nuevo andar y vete a ser feliz.
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