¿Qué me pasó?
Solo hace pocos días pudieron enviarme mi PC, una de las cosas que más extrañaba era este aparato, desde que lo tuve nuevamente en mis manos entraba a esta página con la única intención de escribir algo, pero no era capaz, la verdad es que nunca había tenido esa sensación de no saber que escribir aún teniendo un montón de ideas en la cabeza y de borradores en la aplicación de notas de mi celular.
Mi última publicación de en este blog fue el 16 de abril, tres días después sucedió lo inesperado...
Quibdó, miércoles 19 de abril de 2017
Cae el sol, dan las seis de la tarde, salgo de trabajar y voy camino a casa, en el trayecto me encuentro con mi amiga Keity Restrepo, con quien casi todas las noches armábamos planes para salir a montar bicicleta, nos ponemos de acuerdo y efectivamente a las 7:00pm salimos, ella, un amigo de ella (Breiner) y yo.
Vamos por la Cra. 30 derecho, vía que nos lleva directo al aeropuerto, me quedé atrás saludando a un amigo, hablamos por un rato, luego nos despedimos, y yo continúo mi ruta, lo que sigue no tiene lugar en mis recuerdos...
Aún tiemblo, es muy difícil pensar o imaginar lo mucho que sufrí sin ni siquiera saberlo, solo sé que desperté en un hospital, días después mi hermana me cuenta:
-"Tú despertaste y me preguntaste:
-¿Karina, qué me pasó?
-K: Te accidentaste,
(luego me dormí, al despertar nuevamente le pregunté)
-¿Dónde estoy, qué me pasó?
-Ella me da la misma respuesta".
Mi tía me dijo que para quitarme la ropa tuvieron que utilizar tijeras y cortarla porque yo estaba demasiado débil, que mi Papá y un Tío tuvieron que agarrarme para que me cogieran puntos en la cabeza, yo no recuerdo ninguno de esos episodios. No sé que tanto sucedió esa noche porque la verdad no recuerdo absolutamente nada y tampoco quiero hacerlo, el solo hecho de imaginarlo es suficiente para estremecerme.
Al día siguiente me trajeron a la ciudad de Medellín, mi Tía dice que yo viajé consiente, tampoco recuerdo nada de ese día, me dicen que llegamos a urgencias del Hospital Pablo Tobón Uribe, estuve una noche ahí, al otro día me subieron a una habitación, estuve dos días más allá, mi Tía me cuenta que yo no comía, cuando comía todo lo vomitaba, no podía sostenerme al caminar, tenía que usar silla de ruedas, tenían que bañarme, eso tampoco lo recuerdo.
Me dieron de alta el 23 de abril por protección, debido a que habían muchas bacterias en el hospital y yo tenía una herida abierta, es decir, continuaba con hospitalización domiciliaria, pues me dieron 20 días de incapacidad, a partir de ese día comienzo a tener recuerdos, ese día entendí muchas cosas, entendí que me accidentó una moto, una moto que nunca vi, una moto que me llevó por delante, recibí un golpe muy fuerte en la cabeza que me dejó inconsciente por algunas horas, tuve una lesión cráneo-cefálica, me cogieron ocho (8) puntos en la cabeza, tuve fractura interna del oído izquierdo, por fortuna el neurocirujano dijo que no me iban a intervenir quirurjicamente porque según los exámenes yo escuchaba bien por ese oído y así fue, solo que debía esperar que el hueso se acomodara solito, estuve medicada durante un mes, con fuertes dolores de cabeza y mareos, pero eso no fue todo, mi fractura lastimó el nervio que pasa por el lado izquierdo de la cara y tuve parálisis facial periférica en el lado izquierdo de mi rostro, lo que más me preocupaba era la vista, mi ojo izquierdo estuvo irritado por muchos días, me dolía y me ardía, ya llevo dos meses en terapias faciales, todavía me faltan algunas revisiones médicas, pero la verdad es que he mejorado tanto, puedo decir que en un 75%.
En Quibdó el común denominador de los accidentes es que normalmente quien lo ocasiona se va y deja al afectado a su suerte, afortunadamente mi situación fue otra, la persona quien me accidentó desde ese momento hasta hoy ha estado pendiente de mi recuperación por esa razón mi familia y yo estamos muy agradecidos, puesto que su intención nunca fue causarme daño porque un accidente le ocurre a cualquiera.
Hoy tengo un concepto diferente de lo que es estar viva y tener vida, estar viva quizá es tener signos vitales, respirar y sentir el latir de mi corazón, pero tener vida es tener razones para continuar, tener motivos para respirar y personas a mi alrededor que con su apoyo y amor incondicional sean el motor que permite el latir de este corazón.
En medio de mi agnosticismo he aprendido a darle gracias a Dios más de lo normal, no sé como llamarle a esto, quizá un milagro de vida, oportunidad de vida o experiencia de vida, pero siento como si algo en mi que estaba dormido despertara, como si hubiese vuelto a nacer. Hoy me siento muy bien, tranquila y agradecida con Dios, pero en mi corazón hay algo que me agobia y solo hasta hoy pude entender de que se trata.
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Adriana, una mujer que sin conocerme me dijo algo que hace mucho tiempo yo necesitaba saber.
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