Adriana, en la Estación del Metro
Medellín, 22 de junio de 2017
... Adriana, una mujer que sin conocerme me dijo algo que hace mucho tiempo yo necesitaba saber.
Como cada día salí a la 1:30pm del Hospital, estaba en terapias, a las 2:00pm tenía una entrevista para hacer parte de una Escuela de Formación en temas como: acompañamiento a mujeres victimas de violencias y trata de mujeres, entre otros, creada por una Corporación que se llama "Espacios de mujer".
Me demoré como una hora y media en llegar, porque antes tenía que autorizar en el piso 10 del Hospitala unas gotas que me recetó el oftalmólogo para mi ojo izquierdo, las cuales debo usar durante 3 meses, tiempo que dura el tratamiento, cuando me hacen entrega inmediatamente abandono las instalaciones del Hospital Pablo Tobón Uribe (HPTU), camino despacio, cruzo la calle y cojo un bus cuya ruta va hacia el barrio "Córdoba" puesto que la dirección de la entrevista es precisamente en ese lugar.
Pasaron aproximadamente veinte (20) minutos, el bus para en la Estación del Metro, todas las personas se bajan y pues yo hago lo mismo, como todavía no conozco todas las rutas me acerco a una señora de unos 36 años aproximadamente, más o menos de mi estatura, cabello rojizo, ondulado, debajo del hombro, ojos color miel, le doy la dirección del lugar para el que voy y le pido el favor que me colabore, ella me dice: "A usted le sirve un bus que la deje en el "Parque Berrío" ese la deja en todo el frente, venga la llevo".
Subimos unas escaleras, al terminar de subirlas de repente ella me agarra del antebrazo, como sosteniéndome y me mira como si a mí me hubiese sucedido algo, yo le digo: "Tranquila que estoy bien", nos acercamos a un muro, pero ella no deja de mirarme, de repente me dice:
-Usted me mareó, casi me caigo.
-De inmediato abrí los ojos, bien grandes que si los tengo por cierto y le pregunto: ¿Cómo así?.
-Me mira fijamente y me dice: "A usted la persigue un espíritu".
-Mis ojos se abrieron aún más, se me aceleró el corazón y le pregunté: ¿Cómo así que un espíritu ¿Algo maligno o qué?
-Ella me dice: "No, pero sí te puede causar daño porque es un ser que no pertenece a este mundo, puede ser quizá alguien a quien usted quiso mucho, de pronto algún familiar, un amigo, una amiga, un novio, no sé, alguien a quien no has dejado descansar".
-No pude evitar que mis ojos se encharcaran, me temblaba la voz, lo único que pude decir fue: "Mi Abuelito".
-Ella no duda en preguntarme: "¿Usted que hace aquí?".
-Comencé a contarle sobre el accidente que tuve hace dos meses.
-Y me dice: "Eso fue lo que yo sentí".
(Yo no paraba de llorar)
-Adriana continúa: "Ese espíritu tuvo que ver con su accidente, no quiero decir que fue el causante, pero te ha estado acompañando a todas partes, en este momento está aquí contigo. Debes dejarlo ir, a veces inconscientemente llamamos a quienes se han ido y les pedimos cosas, eso no se puede, debes llenarte de valentía y aprender a vivir sin él, en ti percibí un corazón puro, pero tienes miedo, mucho miedo -Asentí con la cabeza, mientras mis lágrimas caían- miedo de enfrentarte a la realidad de la vida, miedo de estar lejos de casa, lejos de tu familia, miedo a enamorarte, eso es lo que percibo de ti".
-Yo no sabía como reaccionar, ni mucho menos que decir.
-Aquella mujer no paraba hablar, de repente me pregunta: ¿Te duele mucho la cabeza, en este lado? (Señalando con la mano el lado izquierdo de su cabeza)
- Asustada respondo: "Ya no tanto, después del accidente sí, pues fue exactamente en ese lugar de mi cabeza donde recibí el golpe".
-Vuelve y pregunta: ¿Te dan mareos? ¿Vómitos?
- Cada vez yo más asustada y mi corazón latía aún más fuerte, le respondo: "Sí, vomitaba mucho pero al principio y pues a veces me mareo cuando me da el sol muy de frente, de hecho tuve 20 días de incapacidad pero ya estoy mucho mejor".
-¿En las noches duermes tranquila, no sientes la presencia de alguien o algo?
- Al responder esa pregunta le mentí, le dije que si dormía tranquila,
pero por dentro sabía que hay noches en las que me ha costado conciliar el sueño,
a veces prendo la luz porque no puedo dormir.
pero por dentro sabía que hay noches en las que me ha costado conciliar el sueño,
a veces prendo la luz porque no puedo dormir.
-La mujer termina el interrogatorio y finaliza dándome algunas de las recomendaciones que me dio el médico el día que me dieron de alta, pero con un tono como llamándome la atención, cual mamá reprende a su hija testaruda: "¿Usted por qué anda sola? Usted todavía no puede andar sola en la calle, siempre tiene que estar acompañada, usted se puede marear y se puede caer, a usted nadie la conoce acá y es probable que nadie la pueda auxiliar".
-Tragué grueso, no supe que decir.
Caminamos, llegamos al bus de mi ruta, me abrazó y se despidió de mí diciéndome: "No seas tan confiada, déjate de miedos y deja al Abuelo descansar".
Han pasado tres (3) días después de que conocí a Adriana, no sé si algún día me la vuelva a encontrar, pero es muy difícil explicar lo que causó en mi escuchar esas palabras, fue como si me conociera de siempre y hubiese estado conmigo durante estos dos (2) meses, hablaba con tanta seguridad y sinceridad que más que susto me transmitió mucha paz y entendí que de esto se trata la vida.
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