PLUMA DE AVE
Durante el día caminé por un sendero que me llevaba a no sé donde, después de horas de camino sin un rumbo fijo llegué a un viñedo, y como aquella niña muerta de hambre y sed, sin lograr disimularlo comí uvas hasta que ya no más y probé de todos los vinos que habían allí hasta embriagarme, creo que quedé más ebria de lo normal, no sé si fue efecto del alcohol o qué, pero me pasee por toda la cava, había un rincón muy particular iluminado por una pequeña lámpara de aceite, como la de Aladino, pensé en frotarla a ver si me aparecía de pronto algún genio a cumplirme el deseo de verte de nuevo, pero no, no era mágica y tampoco estaba lo suficientemente borracha como para llegar a ese nivel.
Como yo soy tan pequeñita y quepo por cualquier lado agarré la lampara y subí por unas pequeñas escaleras que habían en aquel rincón, las que me conducían a un pequeño ático, al parecer todo estaba diseñado justo a mi medida, cuando entré a aquel lugar, iluminado solo por la luz tenue de mi pequeña lámpara, estaba lleno de objetos antiguos, me tomé el atrevimiento de tomar una caja de hierro que estaba semi-oxidada, pero entreabierta, dentro de ella había un montón fotografías, algunas en blanco y negro, otras como tipo sepia tirando a marrón, eran fotografías de lugares, solo paisajes hermosos, un montón de papeles, pero el polvo, el olor a humedad y a guardado me hicieron cerrar aquel baúl, pero justo cuando iba a cerrarlo, en la esquina superior izquierda había un papel largo enrollado, amarrado con una cinta roja ya envejecida, me tomé el atrevimiento de abrirlo, pero ya te imaginarás que sucedió con mi nariz, por mi problema de rinitis de inmediato estornudé.
-¿Quién anda ahí? (Escuché a lo lejos), inmediatamente guardé el pergamino en mi morral y salí corriendo de aquel lugar sin que nadie me viese.
Hace pocas horas regresé a casa, tiré todo a la cama, agarré un pañito húmedo y con toda la delicadeza del mundo limpié mi pequeño tesoro que encontré, es una carta escrita por un hombre hace más de 100 años, en papel pergamino re-envejecido, pero hiper mega conservado, escrita a pulso con tinta negra y pluma de ave, una caligrafía envidiable, quisiera leerla en este momento junto a ti, pero como sé que nunca más estarás cerca de mí, quisiera compartir esto contigo en la distancia, así tardes más de un siglo en leerlo.
Verona, Italia. 05 de 0ctubre de 1907
Son las 12:15 de la madrugada y todavía no he podido conciliar el sueño, hace dos horas se fueron todos los invitados, Isabel está en la cocina ayudándole a las empleadas a organizar y a dejar todo impecable para mañana, nos han casado hace aproximadamente hace 6 meses, ella no me ama, yo lo sé, aunque yo le quiero tampoco le amo, pero pedí su mano porque la situación económica de su familia no es la mejor y su Padre sabe que yo soy su mejor alternativa, sé por su mirada que su Madre sufre al igual que ella al tener que dormir cada noche y despertar cada mañana con un hombre al que no ama.
A pesar de que le quiero, no me hace falta que esta noche no esté conmigo en la habitación, no extraño su presencia, esto no es vida para ningún mortal, no soy capaz de dejarla porque su familia ahora vive de mi herencia, al irme sé que pasaría necesidades.
Por desgracia vivo en una ciudad, no sé si será la ciudad o será la época, donde en estos momentos el amor no es suficiente para ser completamente feliz, por eso he decidido recrear una historia feliz y sin final en mis pensamientos.
Siento que allá afuera, lejos de mi realidad existes tú, aquella mujer con la que me casaría con el más sincero amor que pueda existir, una que cuando esté a su lado solo piense en quedarme junto a ella por el resto de mi vida, una a la que cada noche que no esté junto a mí, mi corazón no haga más que extrañarla y esperar para volver a verla.
Si existes, solo si existes, por favor manda una señal.
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Quizá si tú estuvieras a mi lado esta noche leyendo esta carta junto a mí, dirías que estoy absolutamente loca por la idea que se me acaba de ocurrir, quisiera responder esta carta y decirle a aquel caballero que 110 años después, su carta, aquella carta que escribió con tanto amor y tanto clamor, llegó a las peores manos que él se pueda imaginar, llegó a las manos de una pequeña, loca y ebria mujer, ladrona de tesoros guardados del siglo XX.
Como quisiera responder su carta y decirle que no puede ser casualidad que yo halla encontrado sus letras el mismo día en que él las escribió, a la misma hora, pero con más de un siglo de diferencia, como quisiera desafiar las leyes del destino, responder su carta y ponerla justo donde encontré la suya, a ver si es posible que él pueda tomarla y saber que hay alguien en el futuro que también siente el mismo clamor en su corazón.
Imagino que has amado toda una vida en silencio a quien no conoces, a quien no sabes si existe, has pasado largas noches soñando con ella y días enteros esperando ser amado en una próxima vida, porque en esa no has podido o no pudiste ser feliz, a mí por lo menos todavía me queda algo que llaman esperanza, pero ten por seguro que responderé tu carta y mañana al amanecer la pondré en aquel baúl, con la ilusión de que la recibas y así sentirme tranquila porque sabrás que existo y la señal que pediste llegó a ti, pero perdóname por haber tardado más de un siglo entero.
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