NO ESTOY SOLA EN EL UNIVERSO... (Tú tampoco)

Nos pasamos la vida cerrando nuestros ojos, nuestros oídos, nuestra mente y nuestro corazón, tanto que solo escuchamos nuestra propia voz, mientras tanto olvidamos que existen otras voces, hoy la naturaleza nos está hablando, no es la primera vez que lo hace, tampoco será la última, nos está diciendo que no estamos solos ni solas en el universo, somos personas individuales, pero cada una, junto con los animales, el agua, los árboles, el sol, la luna, las estrellas y la tierra en general conformamos un todo que sin darnos cuenta estamos íntimamente interrelacionados y en forma armónica dependemos los unos de los otros, por esta razón lo que doy es lo que recibo, lo que cosecho es lo que recojo.

Esas familias que hoy están llorando a sus seres queridos también son tu familia, esos niños y niñas que quedaron huérfanos y huérfanas también son tus hijos e hijas, esas parejas que se quedaron sin su otra mitad, también son tu otra mitad, también perteneces a esos hogares que quedaron incompletos, también te pertenecen esos ojos que hoy no podrá conciliar el sueño por el miedo, esas lágrimas que caen sin cesar también son tuyas, el dolor y la sangre que corre por el suelo también te pertenece a ti, lo que sienten ellos y ellas, lo que estás sintiendo tú en este momento, también lo estoy sintiendo yo.

En la película "El escritor de cartas" el viejo Sam, a quien yo bauticé "El Abuelo Sam" en una de sus primeras cartas le dice a Maggie: "Tu felicidad es la recompensa de la felicidad que das a otros", se ha convertido en una de mis frases favoritas de películas, ¿A qué quiero llegar con esto? Que así como todo lo bueno que damos o hacemos se vuelve hacia nosotros, del mismo modo sucede con las cosas malas, todo el daño que le hemos causado a la naturaleza, simplemente está teniendo un efecto, ella no nos está haciendo daño, simplemente nos está pasando una cuenta de cobro, se está defendiendo de nosotros y nosotras.

Todavía no sabemos cuándo diremos nuestro último "Te quiero" ni cuando sentiremos un abrazo por última vez, deberíamos aprovechar para amarnos más, para unirnos más, para darnos calor así sea desde la distancia, porque las noches cada vez son más frías.

No es México, no es Puerto Rico, no es República Dominicana, no es Houston, no es Florida, no eres tú, no soy yo, somos todos, somos todas, no importa a qué lugar del mundo pertenezcamos, ni que lenguaje utilizamos al hablar, porque cuando de reír o de llorar se trata, lo hacemos en el mismo idioma.

No estoy sola en el universo, Tú tampoco.