OTOÑO DE LA ABUELA


2:00 am
Veintitrés de Septiembre de dos mil diecisiete...

Ya sé que en Colombia no se dan las estaciones, no es necesario que me lo recuerdes, pero en el hemisferio norte está comenzando el Otoño, de seguro que hay un montón de hojas en el suelo, algunas amarillas, otras naranjas, unas cuantas marrones y otras pocas cafés.

Doña Ruth, cada mañana barre su patio aunque sabe que las hojas volverán a caer.
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Esta es la hora exacta en que muchas personas escriben mensajes que no se atreven a enviar.

¿Cuánta veces hemos querido decir cosas y no nos arriesgamos? ¿Cuántas oportunidades habré dejado pasar simplemente por no decir las cosas? No sabría dar una cifra exacta, pero estoy segura que seguirán sumando.

Una vez alguien me preguntó algo como: "¿Tú cómo te defines en el amor?" En ese momento no supe cómo responder, simplemente dije: "El amor y yo no somos compatibles", hoy no sé porqué, pero me puse a pensar en eso y encontré mi concepto sobre "Yo en el amor", y se resume en la siguiente historia:

Tú tienes Abuelas, del mismo modo que yo, me imagino que tu Abuela tiene matas, tal vez pocas o muchas, unas cuantas en el ante-jardín, otras en el patio, algunas en el balcón, una en el corredor, otra en la sala, mejor dicho tiene un invernadero muy bien distribuido en toda la casa.

Doña Ruth vive sola, ella es una Abuela como la tuya y como la mía, amante a las matas, entre todas esas plantas que tiene en su casa y en sus alrededores hay una especial, desde que nací estoy viendo aquella macetera sin una flor, sin un fruto, sin nada que llame la atención, es como una semilla eterna, que no crece, no evoluciona, está como en "suspense", esperando qué se yo, quizá algo que la haga reaccionar.

Así como barre todos los días su patio, también sagradamente Doña Ruth riega todas sus plantas sin excepción alguna, incluso aquella planta que yo nombraría "La planta inerte", las saca cuando llueve, cuando no, las saca para que reciban el sereno o las riega dentro de la casa, pero no pasa un día sin que sus plantas reciban hidratación.

"La planta inerte" es intocable, no se le acerque, no la mire, no respire cerca de ella, porque algún día tendrá su retoño, para que entremos más en confianza quiero bautizar a Doña Ruth, como "La Abuela Ruth".

Hay días que la Abuela Ruth despierta hecha una hiena, o sea, la típica Abuela Colombiana emputada, no quiere saber de nada ni de nadie, esas matas las quiere tirar agua abajo, es que nadie se preocupa por esas matas más que ella misma, a nadie le importa si están secas o no, entonces amanece harta y aburrida de la misma joda de todos los días, al día siguiente miras el espectáculo verdoso intacto, no tira  ninguna, solo es la cantaleta de rutina como para no perder la costumbre.

Pasan los años, la Abuela Ruth envejece cada día más, sus cabellos se blanquean, ya casi no puede dar el paso, pero sus plantas nunca las descuida, un día la Abuela Ruth cierra sus ojos para nunca más abrirlos, le prometí cuidar de su pequeño invernadero y me hizo prometer que también cuidaría de su pequeña "Planta inerte".

Han pasado cinco años después de la muerte de la Abuela Ruth, llegué a su casa como de costumbre antes de irme a trabajar a echarle agua a las matas, como iba a llover decidí agarrar una a una para ponerlas en el patio, cuando me acerqué a "La planta inerte" descubrí algo asombroso, tenía una sola flor, supongo que creció la noche anterior, porque durante el día no estaba, era la flor más hermosa que haya visto jamás, en el centro había un pequeño gusano, no me atreví a matarlo, le tomé una fotografía a aquella flor para tenerla de recuerdo, organicé las plantas de tal manera a todas les cayera agua y continué mi ruta diaria.

Todos esos días continué haciendo lo mismo, a las tres semanas aquel gusanito ya no era un gusano, ese día descubrí que no era cualquier gusano, era una oruga, la que hoy tenía las más hermosas alas de mariposas que mis ojos pudieran ver, era del mismo color de aquella flor, desde ese día aquella mariposa vuela sobre mi y no me deja sola ni un instante.

Y fue así que entendí que yo en el amor soy esa "Planta inerte" la que con tanto amor y tanta fe la Abuela Ruth cuidó y regó cada día y cada noche, porque sabía que algún día tanto esfuerzo iba a ser recompensado, así que nunca más me atreveré a decir que el amor y yo no somos compatibles, porque quizá la flor ya está floreciendo y simplemente no lo he querido ver, y si en realidad es así mi mariposa no tardará en alzar vuelo.

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