EN BUSCA DE UNA BALA
Por: Anyer Lorena Mosquera Sánchez
En silencio anda por ahí,
quizá pasando por mi lado,
caminando como un ente
y deseando la muerte.
Pero no se arriesga, le teme, no tiene el valor;
- "¿Alguien me extrañará?", se pregunta.
Mientras tanto, no sabe si continuar comiendo las sobras de algún caminante sin rumbo y sin metas.
- "¿Y si deja de comer y muere de hambre?", me pregunto.
Será una muerte lenta y un poco dolorosa,
pero más allá del dolor físico, calmará el dolor del alma.
A veces se arriesga, lo intenta, pero no culmina; tiene el valor.
Tiene la valentía de intentarlo y el valor absoluto de seguir guerreándola,
aunque no tenga nada que guerrear, aunque no tenga motivos, aunque no quiera.
Sabe que no puede cruzar por aquel barrio donde ni siquiera va la fuerza pública,
mal llamados -héroes de la 'matria'-, pero cruza.
Lo hace de día, para no mimetizarse con la oscuridad de la noche,
sabe que es una muerte segura e instantánea.
Tal vez una bala de la mano de su enemigo íntimo es su pasaje directo al futuro inmediato.
Ese enemigo que le acaba de arrebatar lo poco que le quedaba de vida,
se ha convertido en su último amigo, pues le dio lo que más anhelaba,
una despedida, esta vez, para siempre.
Ahí debe estar el cuerpo...
Boca abajo, en la comodidad del descanso;
bañando en sangre, pero con una leve sonrisa de tranquilidad;
lleno de moscas y aves carroñeras.
Ahí debe estar el cuerpo...
Sin nadie que le reclame,
sin una madre que le llore,
y sin un padre que le recuerde.
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Excelente Anyer. Felicitaciones
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