UNA SOCIEDAD EN CRISIS
El interrogante no implica que no la valore, solo que no sé si lo hago bien, no sé existe algún manual de cómo valorar la vida correctamente.
Siento que las sonrisas sinceras comienzan a escasear, los rostros de las personas que me cruzo en la calle están llenos de preocupación y cada paso que dan lleva tanto afán como si tuvieran que ir a despedir a alguien a quien no verán jamás.
Las recomendaciones de "cuidado", abundan más que los "te extraño", como si la recta final estuviera cerca.
Nada se ha vuelto más deprimente que la televisión, los discursos hipócritas y políticamente correctos provocan náuseas, y el temor nos consume de solo pensar que puede ser el síntoma de algún nuevo virus psicológicamente mortal.
Mientras tanto siguen viendo a un asesino vestido de político impoluto como el 'diostodopoderoso', como si las neuronas se las hubiesen disuelto en ácido sulfúrico.
Cierro los ojos y veo la imagen una una tortuga atravesando una línea roja después de ganarle sorpresivamente la carrera a una liebre, esa imagen es como una alegoría del día y la noche, aunque a ciencia cierta no sabría decir cual debería ser más lenta o más rápida, pero siento que los días pasan tan fugaces y las noches se alargan lo suficiente como para atormentarte por todo lo que no alcanzaste a hacer durante las primeras horas.
No sé por quién preocuparme más, si por Efraim que se queja cada dos horas del dolor de cabeza y se toma tres pastillas para acabar con él o con Elisa que aunque sus jaquecas son constantes no lo habla con nadie, se toma un vaso de agua y se acuesta a dormir; me preocupa pensar que alguno de los dos en algún momento ya no despertará.
A veces me pregunto, ¿qué hubiese pasado con la humanidad si nuestros ancestros y ancestras hubiesen sido más responsables con su sexualidad? ¿Entre menos seres humanos menos tragedias? ¿O seríamos (serían) pocos humanos llevando de igual manera el mundo a su destrucción?
Comentarios
Publicar un comentario