NAVIDAD GRIS

Por: Anyer Lorena Mosquera Sánchez.

*A las lideresas y líderes sociales que no recibirán el 2020.

*A sus familias, quienes lloran con desconsuelo y olvido.

*A María del Pilar Hurtado.

*A su hijo.

Tierra Alta, Córdoba, 22 de junio de 2019

NADIE SE ACUERDA

¿Alguien se acuerda de María del Pilar Hurtado? ¿O de su hijo?

Todos los asesinatos duelen, cada persona muerta por buena o mala que haya sido tiene quien le llore; es claro que algunos sucesos marcan más que otros. Colombia ha brillado este año por el asesinato sistemático de lideresas y líderes sociales.

Hace 6 meses periodistas, usuarios y usuarias de redes sociales se encargaron de hacer rodar un vídeo sin pudor alguno, donde un menor de edad lloraba sin consuelo el asesinato de su madre; muchas personas decían que no era morbo y que era una forma de demostrar la realidad del país, ¡pues claro!, esa es la absurda lógica colombiana, que se muestre la realidad del país, pero con el hijo o la hija ajena, con el/la propio(a) no.

Aquel día leí a una sociedad hipócrita que se indignaba más por la aparente falta de un abrazo a aquel niño, que el hecho del asesinato, que el hecho de que grabaran a un menor de edad llorando la muerte de su madre y que lo expusieran de esa manera. ¿Dónde quedó el derecho a la protección y a la integridad personal de ese menor en situación de riego? La única que podía protegerlo ya no estaba, nada más indignante e inhumano que eso.

El ABRAZO QUE NO SE VIO EN UN VIDEO DE 30 SEGUNDOS

Solo se escuchaban gritos de un niño. El abrazo quizá existió antes o después de esos 30 segundos o que tal vez no existió nunca, el abrazo que no le iba a devolver a su madre.

¿Cómo pedirle dar consuelo a una población desconsolada? ¿Cómo pedirle un abrazo a quienes también necesitan uno? ¿Acaso un abrazo le iba a traer de vuelta a su mamá? Pues no, la verdadera apatía es la de Colombia hacia los y las habitantes de los territorios alejados de la colombiana "burgués"; la verdadera indiferencia constante y latente es la de nosotros(as) como país.

Son personas que no viven, sino que sobreviven en medio del temor, el terror, la angustia, el hambre, la pobreza, el desempleo y la desesperanza, ¿cómo pedirle un abrazo de consuelo a familias desconsoladas? ¿Cómo juzgar a una población por el abrazo que como país les hemos negado por décadas?

Después de una semana a nadie le importó, han pasado 6 meses y a nadie le importa María del Pilar Hurtado, no nos importó viva, mucho menos nos importaron sus 4 hijos, no nos importa esa gente. 

Ahora bien, ¿quiénes son los y las verdaderas apáticas? El Estado colombiano es un Estado apático, un Estado egoísta, mezquino y mediático, un Estado asesino, excluyente, machista, racista y clasista. Lo más preocupante es que sus habitantes seguimos juzgando como espectadores y espectadoras desde la comodidad de nuestros hogares, desde las pantallas de nuestros televisores, celulares y computadores.

Somos la generación de la indignación mediática, que no hace nada para generar un cambio, y cuando se le dan las herramientas para hacerlo las tira a la basura ya sea por desconocimiento, por soberbia o por permitir que otras personas no les dejen pensar, pasa cada que eligen a las mismas personas, nos hemos negado a abrazar la paz, pasó cuando le negamos un 'SI' a los acuerdos de paz, pasó cuando nos negamos a la Ley Anticorrupción, pasó cuando seguimos permitiendo asesinatos a líderes y lideresas sociales, pasó el día que asesinamos a María del Pilar Hurtado, pasó cuando con ella asesinamos a su pequeño hijo de 9 años.

María del Pilar, era una persona, un ser humano, era una mujer empobrecida, racializada, discriminada y despojada, era una mamá colombiana luchando por sacar una familia adelante; una madre asesinada ante los ojos de la indiferencia de Colombia, la hemos asesinado junto a su hijo de tan solo 9 años.

A ella, a los y las demás que han muerto defendiendo sus vidas y sus territorios, que descansen en paz, un abrazo a sus familias que no han tenido una feliz navidad.